sublime como cada rastro del proceso, la ruta que se registra sin tomar en cuenta la dirección o la magnitud de la empresa.
un número es un número, y todos somos cifras: un conjunto de exclusiones aleatorias. ese tenue olor a derrota que nos acompaña hasta en los días más soleados.
he llegado hasta aquí para decirte que no fue mi familia, ellos tuvieron las mejores intenciones. pero nunca cultivaron geranios, nunca aprendieron a navegar a la deriva sin perder el norte, o a soñar mas allá de lo que uno concibe como imposible.
pero hubieron varios encuentros memorables, como la primera vez que probamos la sangre del enemigo. como si existieran lados distintos, y todo esto fuera tan solo un ejercicio sintáctico.
aprender a no lucrar, a operar en el silencio, a refugiarse detrás de residuos indivisibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario